Los Jaivas

Mario Mutis, bajista de Los Jaivas: “Decían que éramos drogadictos y que traficábamos mujeres”

A 57 años de su fundación, el grupo viñamarino estrena su documental “Todos Juntos”. Una obra que es un compendio de imágenes y anecdotario donde se reviven sus primeras tocatas en boites de la zona, sus estadías en Argentina y Francia y las polémicas y su popularidad en Chile. “Seguimos juntos porque nunca tuvimos ego”, dice.


Fue intuición familiar. La primera vez que Los Jaivas aparecieron reseñados en el diario La Estrella de Valparaíso, la señora Hilda, la madre de los Parra, recortó y guardó el artículo. No era la única de su entorno que estaba orgullosa. Una de sus hermanas fue a los iniciáticos shows de sus sobrinos y los registró en fotografías. El archivo se fue ampliando y Claudio, el pianista, tomó el papel de recolector. A más de 57 años de ese 14 de agosto de 1963, fecha de su primer espectáculo, el músico posee una bodega donde guarda todo lo que aparece y se relaciona con su banda. “Es un archivo inmenso. Claudio es organizado y guardó videos, afiches, todo lo que hemos ido produciendo”, dice Mario Mutis, bajista de la banda.

Con sus integrantes originales desperdigados por Chile, Colombia y Francia, la emblemática banda sigue alimentando su leyenda. Hace unos días, se estrenó el documental “Todos Juntos”, una obra ideada por el animador Sergio Lagos, y que registra en tono emotivo y festivo la trayectoria de uno de los grupos más representativos de Chile desde sus shows en Valparaíso, su venida a Santiago, la persecución de la prensa sensacionalista en los 70, sus estancias en Argentina y Francia, su vuelta a Chile en plena dictadura, la muerte de sus músicos Gabriel Parra y Eduardo “Gato” Alquinta y la recomposición tras los duros mazazos del destino. “Hubo muchas cosas que nos sorprendieron porque en 57 años es imposible que te acuerdes de todo. Hay cosas que nunca se olvidan como que fuimos conejillos de indias y pagamos el pato a comienzos de los 70. Tuvimos la suerte de vivir un momento de libertad, inspirado por lo que pasó en mayo del 68 en París, pero también era un país muy caótico, donde había odios entre integrantes de familias”.

-Recuerdo que durante el gobierno de Allende ustedes aparecían regularmente en portadas de diarios como Clarín donde los trataban de drogadictos…

-Sí, decían que éramos drogadictos y que traficábamos mujeres. Era muy absurdo. Uno hoy se ríe, pero en ese tiempo no era para la risa. Los diarios de izquierda decían que éramos agentes de la CIA y los de derecha, que éramos agentes de la KGB. Los diarios más amarillentos nos sacaban en portadas diciendo que huíamos por los techos mientras traficábamos prostitutas.

-¿Qué decían tus padres cuando leían esos diarios?

-Se volvían monos por la significancia que se desprendía de tratarnos como drogadictos. Hubo mucha gente que creía todo lo que se publicaba. De hecho, quisimos demandar al diario Clarín por difamación. Una vez fuimos al diario a decirles que los demandaríamos y en la entrada estaban dos gigantes. Cuando les dijimos a lo que íbamos, nos respondieron con que el diario tenía más de mil querellas y que nos fuéramos y no molestáramos más. Y ahí quedamos.

-¿Cómo fue para ustedes trabajar con Raúl Ruiz?

-Muy bueno. Era un personaje tremendamente especial. Nos invitó a hacer la música de “Palomita Blanca” y nos instalamos en un galpón súper frío en Chile Films al que le decían “el frigorífico”. El aparecía a las 11 de la mañana y nos explicaba una escena que se le había ocurrido para que nosotros le pusiéramos música. Después aparecía tipo 6, le teníamos un bolero llamado “Vergüenza Ajena” y decía ‘listo, mañana lo grabamos’. Al día siguiente, era lo mismo. Llegaba con una idea y le poníamos música. Siempre encontró que nuestra música era muy adecuada a las imágenes que quería utilizar. Con él siempre el trabajo era distinto y rápido.


Seamos amigos, seamos hermanos

Desde fines de febrero que Mutis no se sube a un escenario. Y las pocas veces que ha salido durante la cuarentena ha evitado aglomeraciones. “No salgo ni en metro ni en bus. Estoy aburrido de estar encerrado y sin poder tocar”, cuenta.

El trabajo con el documental los mantuvo activos durante la pandemia. El bajista dice que a partir de este trabajo y de la cantidad de archivo que tiene la banda, su aspiración siguiente es crear un museo para instalar una escuela de la música. “Mi sueño es que nos llegue un billete y dejemos un legado a las nuevas generaciones”.

A diferencia de contemporáneos como Quilapayún e Inti Illimani que terminaron distanciados públicamente por problemas de dinero, Los Jaivas vivieron en comunidad y jamás se separaron. Mutis cree que este caso atípico se debe a que se conocen desde niños. “Desarrollamos un lenguaje musical juntos y todo lo hicimos en equipo. No existen los seres humanos sin problemas, pero nuestra manera de enfrentar el mundo siempre fue la humildad. Seguimos juntos porque no tuvimos ego. Ninguno en solitario hubiese hecho la música que hicimos con Los Jaivas”.

-¿Como pocas bandas durante la dictadura ustedes no tuvieron problemas para entrar a Chile?

-No fuimos herramienta de ningún partido ni sector político. Mantuvimos nuestra personalidad sin influenciarnos por nadie. Teníamos nuestra propia cosmovisión, pero no tuvimos problemas con la dictadura. Cuando volvimos el 81, la reacción de la gente fue espectacular, superior a lo que esperábamos. Recuerdo que la policía controlaba los conciertos. Por ejemplo, no podíamos tocar a Violeta Parra. Estaba prohibido.

-¿Cuál es el futuro de Los Jaivas?

-Los Jaivas actuales no son como los de antes. Tenemos músicos de nuevas generaciones que no vivieron lo que pasamos nosotros y no podemos hablar el mismo lenguaje. Además, Claudio está en Francia y Eduardo en Colombia. Todo pasa muy rápido y el mundo es una vorágine. Pero hay obras y temas inéditos que nunca se han grabado. Se vienen cosas interesantes.

*La entrevista completa la puedes escuchar en Spotify del programa Ideológicamente Falsos de radio Qué Leo del 12 de noviembre.