Crimen, sangre y rock

Historias de crimen, sangre y rock

Las historias del rock no solo son fiesta y alegría. También hay oscuridad y lo peor del ser humano. Son las páginas con tinta roja del género, cuando los héroes se convierten en villanos, y sus biografías se transforman en prontuarios, golpizas y abusos.


El 3 de abril de 2012 Ian Watkins, cantante y letrista de Lostprophets, recibió a una mujer y su bebé en un hotel de Londres. El día antes, la banda de Gales había lanzado Weapons, su quinto álbum. Para la crítica se trataba del epílogo de un grupo en declive. Watkins conocía a la mujer. Solían intercambiar mensajes, fotos. Hacían planes, sus gustos coincidían. El vocalista pensaba en cómo criar niños adictos a las drogas, que tuvieran sexo con animales, observar su reacción ante el humo de metanfetamina. Ese día Ian Watkins, hoy de 43 años, quien ha reconocido ante la justicia haber sostenido relaciones íntimas y vejatorias con menores y planear la violación de un bebé, fue filmado durante 17 minutos por esa mujer mientras abusaba de la criatura. La policía encontró las imágenes en internet. La clave de Watkins resumía su descaro: mefolloniños.

Su caso compite de lleno como una de las historias más escabrosas de músicos afamados involucrados en crímenes de todo tipo. Muertes intencionales, otras por accidente, pornografía, golpizas brutales, provocación de incendios. Los protagonistas del rock que han perdido la cabeza y se estrellan con la ley, no son pocos.

Te visitará la muerte

“Disculpen toda la sangre, saludos”. Así decía la nota suicida de Per Yngve Ohlin, el cantante sueco de los noruegos black metal Mayhem, conocido como Dead. Fechada el 8 de abril de 1991, es la frase final de un artista que tras sufrir bullying en la niñez y experimentar un grave accidente, quedó prendado con la idea de la muerte. Fue uno de los pioneros del “corpse paint” (el maquillaje que replica la textura de un cadáver), y en vivo solía llevar un pájaro muerto en una bolsa para aspirar su hedor. Su cuerpo lo encontró Øystein Aarseth, conocido como Euronymus, el guitarrista de lan banda.

Dos años después, el 10 de agosto de 1993 la muerte visitó nuevamente al grupo. El músico Varg Vikernes, autor de discos solistas bajo el nombre Burzum, y que había tocado con Mayhem, le quitó la vida a Euronymus a puñaladas en su departamento. Las sospechas de los motivos van desde líos de faldas hasta diferencias políticas (Vikernes se quejaba del comunismo de su colega). La policía lo agarró no solo por el asesinato, sino por la afición de Vikernes de quemar iglesias centenarias, aun cuando jamás se reconoció como satanista. Fue condenado a 21 años de cárcel pero resultó liberado después de tres lustros de encierro. En su tiempo cautivo escribió libros. Ya liberado, retomó Burzum y se fue a vivir a Francia con su esposa y dos hijos.

Te voy a dar una paliza

Fue el 13 de diciembre de 2003 en un club nocturno de Detroit, y en su momento Jack White dijo que Jason Stollsteime, guitarrista y cantante de los desaparecidos The Von Bondies, había exagerado. Las fotos dicen otra cosa. El ojo derecho completamente cerrado y diversos hematomas en la cara producto de siete puñetazos propinados por el ex líder de The White Stripes. No era la primera pelea entre ambos músicos ¿Motivos? Créditos de producción en material de los Bondies. White fue condenado a pagar US$500 y asistir a clases de manejo de la ira. Condena parecida –aprender cómo controlarse- recibió Josh Homme, líder de Queens of the Stone Age, tras verter una cerveza y golpear en la cabeza a Blag Dahlia, cantante de Dwarves en 2005.

Famoso por su muñeca y golpe brutal en la batería, John Bonham de Led Zeppelin también ganó dudosa reputación por su costumbre etílica y la transformación que sufría su carácter, hasta mutar en un tipo violento y grosero, apodado La Bestia. En los ensayos de Presence (1976), noqueó en el Rainbow de Los Angeles, a la promotora musical Michelle Meyer. La razón del golpe fue porque la mujer le había sonreído mientras se despachaba una decena de black russians. Tras el incidente, empinó otros diez. Tiempo después en el mismo local intentó golpear a un portero. Mala idea. El tipo sabía artes marciales, lo mandó al hospital y estuvo a punto de demandar al baterista.

A su vez, el séquito de Led Zeppelin capitaneado por el manager Peter Grant ejercía el terror en la ruta con actos vandálicos, incluyendo asaltos de mercadería en farmacias y golpizas gratuitas. La carrera gangsteril tuvo su peak en lo que se conoce como “el incidente Oakland” del 23 de julio de 1977, cuando Grant junto al guardaespaldas John Bidon (personaje total: un actor descubierto por Ken Loach derivado en matón coquero y heroinómano), casi mataron a golpes a un empleado del legendario promotor Bill Graham. Dos días más tarde equipos SWAT rodearon el hotel donde alojaban, llegó la televisión y grabó cómo detenían a Bonham -protagonista del incidente que gatilló la paliza-, Grant, Bindon y Richard Cole, otro histórico matón del grupo. La víctima presentó una demanda de dos millones de dólares en contra de Led Zeppelin.

No te vi

Las biografías dicen que hubo un antes y un después en el carácter de Keith Moon tras el domingo 4 de enero de 1970. Ese día asistió junto a su esposa y amigos a la inauguración de un bar del hijo de unos vecinos, en el condado de Hertfordshire, al sureste de Inglaterra. El baterista de The Who llegó en un Bentley y pidió brandy, en vez de la cerveza que todos bebían. Los demás parroquianos, encabezados por un grupo de skinheads, mosqueados por el rock star y sus ínfulas millonarias, comenzaron a presionar para que se marchara. Moon abordó el auto junto a su chofer y guardaespaldas Neil Boland, pero el asistente descendió para tratar de calmar los ánimos, mientras llovían monedas al costoso vehículo. Keith Moon entró en pánico, ebrio se pasó al volante y aceleró. En la embestida Boland quedó debajo del auto y fue arrastrado un largo trecho. Falleció esa misma noche. Moon resultó acusado de la muerte de su asistente con serias agravantes.

No tenía licencia y manejaba borracho. Tras seis semanas, el músico zafó del cargo por el deceso de Boland, pero se declaró culpable de los restantes. Según la afamada groupie Pamela Des Barres, Moon solía tener pesadillas por el accidente.

En el caso del cantante de Lamb of God, Randy Blythe, el libro “Días Oscuros” (2012) es una manera de exorcizar el incidente del 24 de mayo de 2010 en Praga, cuando un fan de 19 años trató de subirse al escenario varias veces, cayó mal y murió. Blythe fue detenido en la capital checa el 27 de junio de 2012 y pasó 38 días encarcelado bajo acusación de homicidio, para finalmente ser declarado inocente y liberado.

No es lo que creen

Otro miembro de The Who, el líder Pete Townshend, también se las vio con la ley en 2003 tras ser descubierto por la policía descargando pornografía infantil. Hasta hoy alega un gran malentendido porque buscaba material, dice, para denunciar a pederastas europeos, motivado por los propios abusos sufridos en su infancia. Como sea, por cinco años estuvo en un registro de delincuentes sexuales del Reino Unido.

En la misma lista, pero hasta que muera, figura Gary Glitter. La ex estrella de glam rock arrastra prontuario desde 1997, cuando mandó a arreglar un notebook y le descubrieron pornografía con menores. La presión mediática le hizo abandonar Inglaterra para embarcarse en un tour personal en yate que le llevó hasta el sudeste asiático. En países permisivos en el comercio sexual con menores como Camboya y Vietnam, Glitter se desbandó. En ese último país estuvo a un paso de enfrentar una condena a muerte si comprobaban las acusaciones de haber tenido sexo con menores. Tras pagar a las víctimas, las familias pidieron clemencia en su nombre.

De regreso en Inglaterra, Glitter otra vez fue presa de titulares en octubre de 2012 cuando fue arrestado e interrogado por un escándalo sexual con menores protagonizado por Jimmy Savile, fallecido presentador del clásico Top of the pop de la BBC.