Lenny Bruce

Lenny Bruce: «Cómo ser grosero e influir en los demás»

Se trata de autobiografía más provocadora del cómico menos políticamente correcto de la historia. Un ágil compendio de ideas incorrectas pero reveladoras.

por Rodrigo Morales


Lenny Bruce fue un artista que nunca se censuró; violento y peligroso con las palabras, un salvaje que entraba en cualquier territorio para conquistarlo y devastarlo sobre la base de monólogos hilarantes y descarados.

La transgresión venía de las propias vivencias de Lenny, desde sus primeros años en los suburbios de Nueva York, de su paso por la armada estadounidense, y de su relación con la stripper Honey Harlow. De todo ello extrajo material para reivindicar la libertad individual, un motor de brutal honestidad que atacaba y se reía de los pecados de una sociedad domesticada.

En «Cómo ser grosero e influir en los demás» (Editorial Malpaso, 2015) el atrevido Lenny Bruce dice: “Deberíamos fomentar el uso de la marihuana porque no produce cáncer de pulmón. Los niños deberían ver películas pornográficas: es mejor que aprender sobre el sexo con películas de Hollywood. Las enfermedades venéreas solo son noticia cuando las padecen los pobres. La publicidad es más fuerte que la cordura: con el relaciones públicas correcto, el pelo axilar en las cantantes podría volverse un fetiche nacional. El fascismo en América es solvente gracias al apetito de las izquierdas por la persecución.”

En la vida de Lenny hay infinidad de anécdotas que definen su personalidad. Una de ellas es cuando Bruce creó la fundación «Hermano Matías» a principios de los 50′, haciéndose pasar por sacerdote, y solicitando donaciones para una comuna de leprosos en la Guayana Británica. Todo era una estafa por lo que fue detenido y procesado, aunque consiguió salir absuelto: la leprosería realmente existía y pudo probar que había aportado con unos 2.500 dólares de los 8.000 que consiguió recaudar.

El libro está disponible por encargo en Buscalibre

Caiga quien caiga

Lenny Bruce sufrió la persecución policial por sus actuaciones, policías que asistían a ellas camuflados entre el público para no perderse una palabra del humorista y tomar medidas represivas contra él. La censura lo llevó reiteradamente ante la justicia. Sus opiniones eran señaladas como obscenidades pero él usaba el lenguaje como le daba la gana, sus temas con los que vertía su exquisito veneno se paseaban entre el racismo, la pobreza, los abusos policiales, el aborto, la religión, la corrupción, la homosexualidad y la hipocresía de las élites políticas.

No le importaba a quien molestaba con sus palabras, todo estaba permitido en el arte de Lenny, aunque eso le impidiera salir en la televisión: solo pudo llevar su humor a ese medio gracias a la amistad que tenía con el cómico Steve Allen, con el compromiso de bajar el tono de sus intervenciones.

A finales de los años 50′, tras un breve paso como guionista de la Paramount, la carrera de Lenny Bruce despegó. En 1959 grabó su primer disco de monólogos, entrevistas satíricas y demás números cómicos. En total, serían casi una decena.

Pero Lenny Bruce no podía estar tranquilo, no solo por su lenguaje obsceno fue perseguido, también al ser un drogadicto que la policía siempre tuvo entre ceja y ceja, al ser poseedor de caramelos como heroína, metanfetamina, anfetaminas, cocaína, morfina y otros derivados del opio.

Finalmente cayó detenido en 1964 en el café Au Go Go de Greenwich Village, junto a los dueños del local Howard y Elly Solomon.
A pesar del testimonio a favor que dieron personalidades del mundo de la cultura como Woody Allen, Norman Mailer, Allen Ginsberg o Bob Dylan, el proceso por obscenidad se resolvió el 21 de diciembre de 1964 con sentencia desfavorable para el humorista, que decidió apelar a una instancia superior. La lentitud de la justicia hizo que la resolución aún no estuviera lista cuando, el 3 de agosto de 1966, Bruce apareció muerto en el cuarto de baño de su residencia de Los Ángeles, a consecuencia de una sobredosis.

El disco del maldito comediante

Lo que trae de vuelta a Bruce, en tiempos donde cualquier hijo de vecino se cree capaz de hacer stand-up, es una grabación autorizada por su hija Kitty, y que consiste en un registro que el mismo comediante solía regalar al final de sus funciones. El audio, esta vez en formato vinilo, se llama «Lenny Bruce Is Out Again»: un bootleg oficial que compila varias presentaciones entre 1958 y 1963.

Se lanzará una edición limitada de 1.000 copias Record Store Day el 20 de junio. Asimismo, el sello responsable, Comedy Dynamics, también lo publicará como una descarga desde el 22 de mayo.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *