Elvis y el cine

Elvis y el cine: el actor que nunca convenció

¿Tenía talento dramático? ¿Cuál es su mejor película? Críticos de cine dan su veredicto sobre la prolífica carrera cinematográfica del Rey del rock.

por Marcelo Contreras


Estelarizó 31 cintas y dos documentales de actuaciones en vivo y giras. Trabajó 13 años de manera ininterrumpida ante las cámaras de Hollywood filmando hasta tres filmes por año. Elvis tuvo una larga relación con la pantalla grande que terminó convirtiéndose en una prisión. Los contratos firmados por su manager, el “Coronel” Tom Parker, le obligaron a descuidar su carrera musical. Las películas se confundían y parecían ser siempre la misma: Elvis y una chica preciosa, alguna pelea a puñetazos y varios números musicales. Los críticos tienen la palabra.

Héctor Soto

Creo que ninguna de las películas de Elvis deja un recuerdo imborrable. Casi todas sus películas son muy torpes y se ven muy añejas. Ya estaban añejas al momento de su estreno. Si es por rescatar alguna, tengo un recuerdo más persistente de “Prisionero del rock and roll” (1957) que fue una de las primeras y que desplegó mejor que otras el mito de masculinidad, desafuero y rebeldía que él encarnó.

Visto con ojos de hoy, se podría decir que Presley manejó mal su carrera. Es cierto que triunfó en un mundo que todavía no estaba globalizado, pero su estrellato habría tenido mayor proyección si hubiera realizado giras mundiales, si se hubiera cuidado más en las películas que filmaba y si su carrera hubiera sido manejada en términos más profesionales. En todo eso Presley calificó poco.

Casi todas las películas que hizo fueron producidas por Hall Wallis, que fue un hombre del viejo Hollywood y responsable de la producción de grandes películas.De Casablanca, sin ir más lejos. Pero cuando trabajó con Presley ya era un productor fuera de época, que involucró a Presley en películas muy insulsas, muy anticuadas y muy mediocres. 

Para mí, la mejor película de Presley es el documental “That’s the Way It Is” (1970). Era un notable, extraordinario, repaso por su carrera y por los dramáticos dilemas que enfrentó. Desde el chico emergente que fundó el rock hasta el ídolo empastillado y declinante de la última etapa que le cantaba en Las Vegas a gente ordinaria y gorda.

Alberto Fuguet

No soy experto en su cine, he visto trozos en la tele. Hizo demasiadas, casi 3 al año, en su peak. Eran sus videos, digamos. Tiene carisma sin duda, belleza y pudo dar mucho más. Nunca lo dejaron o nunca lo intentó.

El problema de Elvis es que no hizo grandes películas ni trabajó con buenos directores. King Creole (1958) la hizo Michael Curtiz, el de Casablanca, ya viejo. Elvis como idea es mucho más potente en el cine. Desde los documentales como This is Elvis (1970) o Elvis on Tour (1972) a la cinta que hizo para la TV John Carpenter con Kurt Russell como Elvis.

La figura de Elvis está en muchas cintas, tal como los imitadores, pero a diferencia de Bowie o Frank Sinatra, no hizo grandes cintas. Sus películas eran de consumo, pre MTV, para vender discos. Quizás la más mítica es Viva Las Vegas (1964) pero no es gran cosa.

Nunca hizo un filme dramático. Para mí, la mejor es King Creole (1958) por el ambiente de Nueva Orleans y porque es una cinta de gangsters y está basada en una novela trash de Harold Robbins. Elvis toca “Take My Hand” y Walter Matthau hace de su padre, es en blanco y negro y Elvis tiene algo de Matt Dillon y hasta de Montgomery Clift.

Es cierto: a veces demostró que podía ser dramático y también cómico. De hecho, hizo un par de comedias a lo Doris Day, pero sin Doris Day y con Elvis en el rol de Rock Hudson, pero las cintas estaban por debajo de su potencial talento.

Hay momentos notables en muchas de sus cintas, pero insisto: él era mejor que sus filmes. Algunos como Tarantino dicen q ya ver a Elvis bastaba. Que todo funcionaba porque él estaba ahí, pero no creo que es tan así.

Obvio que cuando cantaba y bailaba, la pantalla estallaba, pero eran trozos de cine y eso no basta para hacer una gran película. El mito dice que pudo unirse con Barbra Streisand en el remake de “Nace una estrella” (1976), pero no aceptó y el rol lo hizo Kris Kristofferson.

Ascanio Cavallo

Lo primero que hay que decir que el Elvis actor y el Elvis de los conciertos, que también es un Elvis que actúa, pero para otro público, no para la cámara, no tienen una gran diferencia por dos razones. Uno porque se percibe que Elvis siempre estaba actuando, su vida era la actuación, junto con la música, naturalmente. Y lo otro es que en las películas en que actuó, supongo que por razones de época, son particularmente parecidas a él. Son energéticas, juveniles, muy animadas siempre. No son películas demasiado profundas, pero muy energéticas. Hay como una adaptación del cine al sujeto.

Creo que hizo una sola buena película que se llama Flaming Star (1960), dirigida por Don Siegel. Ahí realmente actúa, es un papel dramático, una muy buena película. Después está toda la serie de películas que están basadas en sus canciones que están construidas desde adentro como “Love me tender” (1956), “Blue Hawaii” (1961) o “Jailhouse rock” (1957). Debe haber unas diez, doce películas construidas desde las propias canciones, o que están obligadas a contenerlas como “Viva Las Vegas”, que es una de las mejores junto a Ann-Margret, no solo un gran amor de Elvis, sino de todos nosotros.

Era una época en que el cine quería aliarse con la música popular, donde la industria se inclinaba  a ocupar la fama de los cantantes y en ese momento estaba estallando el pop.

Hay una cosa rara. Tanto en Flaming Star como en una muy posterior que se llama Charro! (1969), había cierta tendencia a utilizar a Elvis como un persona latino o indígena. Yo supongo que eso es porque era moreno y no rubio.

Christian Ramírez

El concierto filmado en 1970, en Las Vegas (That’s the way it is). El tipo está en su territorio. Por una vez no tiene que andarse metiendo ni en la piel de un corredor de autos, o de un cantante aficionado, o de un presidiario, o un vaquero a medias.

No hay nada que fingir ahí. Elvis venía de un largo contrato con Hal Wallis y la MGM, una especie de pacto con el diablo, y ese diablo era Hollywood que lo sacó de Memphis y lo depositó en Los Angeles, interrumpiendo su ritmo de grabaciones y ahogando al artista que había ahí dentro.

Culpa de él también. Le gustaba la buena vida y dejarse proteger por el “Coronel”. El punto es que en “That’s the Way It Is”, todo eso se vuelve humo. A lo mejor influenciado por el “Comeback special” (1968), pero sin duda por las sesiones de Memphis del 68 y 69, este tipo vuelve como león. Entero. Canchero. Una tormenta. Basta verlo en “Polk Salad Annie” (eléctrico), o “Bridge Over Troubled Water” (místico). Nadie le gana a ese Elvis. Mi favorito.

Ernesto Garratt

Me gusta “Kissin’ Cousins” (1964). No es la mejor película de la treintena de cintas en las que actuó y cantó Elvis Presley, pero es la más atractiva para mí bajo la luz de la biografía del propio cantante. Entre una trama insulsa sobre un oficial de ejército que trata de convencer a su parentela para que le ceda unos terrenos rurales a la Armada para construir una necesaria base militar, Elvis descubre que tiene un primo que luce igual a él, pero en versión blonda zanahoria y modales, bueno, del campo.

Estos encuentros consigo mismo en pantalla, con su doble, remiten para mí al origen mismo del rey del rock y su gemelo muerto y quizás por eso su necesidad siempre intensa de ser más que uno y ser el doble o más de sí mismo con tal de abarcar lo que la muerte le quitó cuando le arrebató a esa mitad suya que era su hermano gemelo. Esta idea del Doppelgänger o doble fantasmagórico es una lectura fascinante y fuera de la lógica hasta simplona de la película, pero el poder de esas imágenes, con Elvis y su doble juntos, forman una síntesis perfecta de lo que fue Elvis: la hipérbole de una existencia vivida al límite y que no alcanzó a caber en una sola vida. Seguro eran necesaria dos o más vidas para evitar el exceso en que cayó Presley.

Rodrigo González

Elvis Presley nunca fue un gran actor, pero tampoco lo pretendía. Volvió de su servicio militar en 1960 y en ese momento el infatigable “Coronel” Parker, su manager de toda la vida, no halló mejor manera de reinsertarlo que ponerlo a actuar en películas donde siempre hacía más o menos lo mismo: en algún momento, no muy avanzada la historia, sacaba una guitarra y enamoraba a la chica de turno. Presley, que admiraba a James Dean, nunca tuvo el carácter dramático de Frank Sinatra, quien si sabía actuar y hasta ganó un Oscar. Sin embargo, para efectos del caso, daba lo mismo: era el rey y sus películas siempre fueron un éxito absoluto de taquilla. En algún momento, el productor Hal Wallis, el mismo de Casablanca, llegó a decir que en los años 60 lo único seguro en Hollywood era una película con Elvis. De las 27 que hizo en la década hay una que se eleva sobre el resto por su dinámica, por sus colores y porque además contaba con Ann-Margret, una bomba sexy pelirroja que bailaba muy bien y besaba mejor.

La película se llamó “Viva Las Vegas” (1964) y acá Presley fue Lucky Jackson, un corredor de autos que iba a un gran premio a la ciudad del juego y al mismo tiempo apostaba en el casino. En el juego no le iba tan bien, pero en el amor ya se sabe: el rey siempre tuvo la guitarra a mano y si la chica era Ann-Margret había química asegurada. Presley y Margret además armaron un romance fuera de la pantalla y fue la mayor historia de la temporada.