Rufus Wainwright

Rufus Wainwright lanza nuevo disco: «Unfollow the rules»

El disco número 13 de su carrera lo trae de vuelta al pop, y deja de manifiesto la estabilidad musical y personal que el americano-canadiense ha ganado en la última década.

por R. Vera

«Yo era como Lolita, pero en versión masculina», declaraba Rufus Wainwright en el documental «All i want: a portarit of Rufus Wainwright» de 2005. Con los aspavientos y la sonrisa de siempre, el americano-canadiense trataba de explicar su descontrolada naturaleza en los márgenes de la actividad creativa, cuando recién dejaba atrás la adolescencia e intentaba encajar en una familia de artistas.

Empezaba a dejarse conducir por su interés en la música clásica y como comprobó después, la vida le plateó una encrucijada en la que suelen pararse muchos alumnos del conservatorio: ¿que hacer cuándo eres talentoso pero no lo suficiente como para destacar en la dura carrera de una filarmónica? En su caso la respuesta la encontró en el pop. En esa senda, uno de los mayores logros de Wainwright fue mezclar a corta edad y con pericia, ese pulso comercial con los puntos fuertes de los registros más formales (dramatismo y ampulosidad sonora), todo amarrado con el hilo proporcionado por una voz notable.

De esta manera, el hijo de Loudon Wainqright inició una carrera musical que si bien nunca tuvo una representatividad masiva, sí lo ha mantenido en las listas de los mejores solistas actuales con discos sólidos y bien facturados, a los que acaba de sumar el número 13: «Unfollow the rules».

Que haya sido producido por Michael Froom (Paul McCartney, Crowded House), si bien no hace presagiar ningún tipo de giro inesperado o artilugios como micrófonos instalados en chimeneas, sí es garantía de impecabilidad y precisión. Esto, que puede parecer un dato a la pasada, cobra sentido para entender la evolución musical y profesional de Wainwright, si se lo une al hecho de llevar casado más de 10 años, tener una hija de 9, y haber dejado atrás excesos sacados más del manual de un rockero que de un crooner moderno.

Asentarse, en el caso de Wainwright, hace rato que le permitía incursionar en la opera y todo lo que sonara a barroco, alejándose de la veta popular a la misma velocidad que lo hacía de la muerte de su madre en 2010. Ese fue el año en que firmó «All days are nights: songs for Lulu», penúltimo disco antes de dejar el formato más comercial.

Casi una década tuvo que pasar desde «Out of the game» (2012) para decir con propiedad que Rufus Wainqright está de vuelta a lo que siempre fue, aunque sin esa sensación de melancolía en cada nota que entregaron sus primeros discos a finales de los 90 y principios del nuevo siglo.

Si bien «Unfollow the rules» fue grabado en el mismo estudio de Los Angeles donde cobró vida su primer disco homónimo, lo que hay en él parece menos oscuro, aunque no con menos significado. Tal como lo definió en una entrevista para NPR, el nombre del disco y lo que hay en él, «… significa reexaminar las reglas y el mundo, y tratar de tomar una decisión informada sobre si seguir así. Así es como lo leo. Es muy del siglo XXI dejar de seguir, como dejar de seguir a las personas en Facebook e Instagram, y cortar con todo, aunque sabemos que eso nunca sucede en realidad. Lo que significa que ningún botón elimina la información, todo está almacenado en algún lugar. Así que voy con la primera definición principalmente: re examinar todas las reglas».